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El motivo principal por el cual se ha creado este sitio de Internet es el de proporcionar la información necesaria a todo aquel que se interese en conocer esta doctrina, para ello les ofrecemos una biblioteca teosófica en español cuyo acceso es gratuito y a la cual pueden entrar por la sección Autores o por Libros. El diseño e información inicial de estas páginas se reestructurará según las sugerencias y necesidades de aquellos para quienes han sido creadas: Ustedes.
Quizás el lector recíén se acerque a lo que constituye este conocimiento o puede ser que ya esté encaminado en su búsqueda, cualquiera de ellos que sea su caso confiamos en que aquí encuentre ayuda en su camino hacia La Verdad.
La enseñanza milenaria secreta fue transmitida a través de millones de años, a la par con la vida y desarrollo del ser humano y siempre mantuvo su vigencia en las diferentes civilizaciones que poblaron la Tierra.
Durante el largo proceso evolutivo de la humanidad fue conocida con diferentes nombres como: Sabiduría Eterna, Sabiduría Divina, Doctrina Oculta, Sabiduría Antigua y otros.
En los tiempos modernos, esta Eterna y Divina Sabiduría Antigua es llamada Teosofía.
Bases fundamentales de la
Ciencia Oculta
(Extracto del Curso Introductorio de Enrique Renard)
Los siguientes postulados fundamentales forman la base de las enseñanzas Teosóficas:
1. Existe una Eterna e Infinita Realidad, una existencia real aún cuando incognoscible, originaria de toda manifestación y fenómenos existentes, desconocida para la mente finita del Hombre.
2. Desde esta Infinita Realidad, de esta Causa sin causa, proviene el principio creativo al que consideramos como el Dios manifestado originador y sustentador del Universo, desenvolviéndose de unidad a dualidad y de dualidad a trinidad, sólo parcialmente conocido para el hombre, pero dándose a conocer gradualmente a medida que este último avanza en evolución. Debemos, en consecuencia, tratar de evitar la idea de un ser antropomórfico (es decir, de forma humana) que nos viene a la mente cuando nos referimos a esta gran Consciencia con el nombre de DIOS.
3. El Universo en su totalidad es una manifestación de la Vida de Dios.
4. Existe un gran número de Grandes Inteligencias, llamadas Arcángeles, Ángeles o Devas, que han emanado del Dios manifestado y que son sus agentes para llevar a cabo el divino propósito de la evolución.
5. El Hombre, conocido como el “Microcosmos”, es divino en esencia y en latencia, un reflejo del “Macrocosmos”, su Ser Interno, siendo de carácter inmortal.
6. El Hombre se desarrolla y evoluciona a través de experiencias obtenidas en repetidas encarnaciones a las cuales es impelido por el deseo y de acuerdo a la Ley del Karma (causa y efecto) en tres mundos: el físico, el astral y el mental, y posteriormente liberado de éstos a través del conocimiento y el sacrificio, transformando su potencial divino en una realidad actual.
7. Existen seres humanos que han completado el período evolutivo conocido como tal, habiendo alcanzado la perfección humana; ya nada les queda por aprender a este nivel. Entre ellos se encuentran El Buda, El Cristo y otros grandes Instructores Espirituales menos conocidos pero quienes, se dice, continúan trabajando calladamente y en relativa oscuridad por el bienestar de la Humanidad.
Estas enseñanzas han sido resumidas de una forma que bien vale mencionar antes de concluir esta introducción. Se afirma que existen tres grandes verdades de carácter absoluto que no desaparecerán jamás, a saber:
”El Alma del Hombre es inmortal, y su futuro es algo cuyo esplendor no conoce límites”;
“El Principio que origina la vida está en nosotros y fuera de nosotros, es inmortal y eternamente beneficiante; no se le ve, no se le oye y no se le huele, pero puede ser percibido por el hombre que desee tal percepción”;
”Cada individuo es juez de sí mismo, el dispensador de su propia gloria o su propia perdición, ya que, a través de su libre albedrío, es él quién elige su modo de vida y, en consecuencia, su recompensa o su dolor”.
Estas verdades, tan auténticas como la vida misma, son tan sencillas como la mente del hombre más simple.
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¿Qué son los
Teósofos?
H.P. Blavatsky
(Extracto. Versión completa en
la Sección Libros)
La religión de la Sociedad es una ecuación algebráica en la cual mientras no se omita el signo de igualdad (=), cada miembro puede sustituir cantidades propias que mejor colinden con las exigencias climáticas y de su tierra natal, con las idiosincrasias de su pueblo o aún las suyas propias. Como nuestra Sociedad no tiene ningún credo aceptado, está muy dispuesta a dar y recibir, aprender y enseñar, valiéndose de la experimentación práctica, la antítesis de una aceptación simplemente pasiva y crédula de un dogma impuesto. Está abierta a aceptar cualquier resultado que alguna de las anteriores escuelas o sistemas afirme, siempre que pueda demostrarse lógica y experimentalmente. Por lo tanto: no puede acoger nada, basándose en la simple fe, no importando quién lo proponga.
La Teosofía es la aliada de todo individuo que busca independientemente y con ahínco, un conocimiento del Principio Divino, las relaciones humanas con éste y sus manifestaciones en la naturaleza. Es análogamente, la aliada de la ciencia honrada siempre que ésta no incursione en los reinos de la psicología y de la metafísica.
Es también la aliada de toda religión íntegra: una religión dispuesta a ser juzgada conforme los mismos parámetros que implementa para las demás. Según la Teosofía: los libros que contienen la verdad más evidente son inspirados y (no revelados). Sin embargo, a causa del elemento humano que encierran, los considera inferiores al Libro de la Naturaleza, cuya lectura y comprensión correcta implica el necesario desarrollo elevado de los poderes innatos del alma. Sólo las facultades intuitivas pueden percibir las leyes ideales, las cuales trascienden el campo de la argumentación y de la dialéctica y nadie puede comprenderlas o apreciarlas correctamente mediante las explicaciones de una mente ajena, aunque ésta afirme tener una revelación directa.
Nuestros miembros, como individuos, son libres de participar o no en cualquier credo que les plazca, siempre que no pretendan ser los únicos que gozan del privilegio de la conciencia, imponiendo sus opiniones a los demás. En este respecto, las Reglas de la Sociedad son muy rígidas y trata de implementar la sabiduría del antiguo axioma buddhista: “Honra tu fe y no denigres la fe ajena,” que reverbera, en nuestro siglo, en la “Declaración de Principios” del Brahmo Samaj, cuya noble afirmación dice: “ninguna secta será objeto de denigración, burla u odio.”
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